Parque Santiago Esteban Junquer El convento de la Venerable Orden Tercera de San Juan Evangelista de Colmenar Viejo
Desde, al menos, el primer tercio del siglo XVI había un cierto interés por construir un convento entre los colmenareños En efecto, todo parece indicar que los miembros del concejo de Colmenar Viejo tenían una idea fija: construir un convento franciscano en el pueblo. La razón esgrimida para ello era que la población aumentaba sin cesar por esos años y la iglesia parroquial no podía atender a todos sus feligreses. La solución pasaba por la creación de un convento cuyos frailes ayudarían en la labor pastoral.
Vista aérea de la planta de la capilla.
Con todo, muchas fueron las trabas y los problemas para llevar a cabo este proyecto. Uno de los más importantes fue la aportación económica para soportar la obra. Todo el gasto debía salir de las arcas del concejo, aunque una parte, no menos importante, procedía de las limosnas de los feligreses y otras personalidades. El proyecto se fue alargando hasta que el 14 de marzo de 1619 se colocó la primera piedra en una ceremonia presidida por el párroco Diego del Pozo, y tres años después, el 9 de octubre de 1622, se inauguraba oficialmente el convento con la presencia de las autoridades municipales, franciscanas y señoriales, en una multitud que fue en procesión desde la iglesia parroquial hasta el convento. Se desarrolló en medio de un gran fasto de banderas y a modo de “soldadesca”, acompañaron la comitiva los vecinos de la localidad con las cofradías y los gremios: pastores, carboneros, tejedores, sastres, carpinteros, zapateros, curtidores, herreros, molineros, tenderos, comerciantes de lana, etc.
El convento tuvo una remodelación en el primer tercio del siglo XVIII, constituyéndose la Venerable Orden Tercera de la más estrecha observancia. Serían grupos de hombres y mujeres que aspiraban a vivir dentro de un compromiso comunitario llevado por el ideal evangélico, formando, así, una tercera orden de seglares casados o célibes, hasta su exclaustración definitiva hacia 1835. Sus instalaciones pasarían a ser cárcel del partido judicial de Colmenar Viejo, incluyendo otras actividades. Definitivamente, el 21 de julio de 1955, el Ayuntamiento de Colmenar Viejo propuso la demolición de las edificaciones de la cárcel, trasladándose los dos últimos presos a la cárcel de Carabanchel, en Madrid, reordenándose su espacio para un parque municipal, y que en la actualidad ocupa una parte Telefónica y el Centro Cultural Pablo Neruda.
La reciente remodelación del parque Santiago Esteban Junquer, en homenaje a las víctimas del terrorismo, ubicado en la manzana delimitada por las calles Real, Huerta del Convento y La Muralla, llevaba implícitamente la necesidad de realizar un estudio arqueológico, procediéndose, el 1 de junio de 2009, a la realización de sondeos valorativos con objeto de comprobar la posible existencia de los restos de la capilla del convento. Dados los resultados positivos, en mayo de 2010, comenzaron las excavaciones arqueológicas, aportando dicha intervención, junto con las fuentes documentales y orales consultadas, una información más detallada del desarrollo histórico del convento franciscano.
Como resultado final, se han puesto en valor los restos exhumados, aunque, para evitar su deterioro, este trabajo ha consistido en realizar un negativo del original, donde el visitante puede apreciar los restos más destacados y su interpretación a través de sendos paneles informativos. Cabe destacar la distribución de las fosas-silos prehistóricas, pertenecientes a los restos de un poblado que puede asociarse a los grupos calcolítico-campaniformes, en la transición del III-II mileno a.C., y cuyos materiales vienen a asociare a los recuperados en la capilla de Santa Ana, en sus proximidades, y en la necrópolis visitable de Remedios. Lo mismo cabe decir del conjunto de sepulturas asociadas a la fase del convento, distribuidas en dos ambientes en el interior de la planta de la capilla, con precisiones sobre su ritual practicado.
Para una mayor ambientación lúdico-cultural se ha representado en otro ambiente la casa típica colmenareña, con explicación detallada de la misma. En definitiva, Colmenar Viejo dispone de un espacio en su corazón urbano capaz de bombear historia y cultura.